8 mar 2019

CONSEJOS PARA CONDUCIR LA MOTO


Aunque llevo muchos años (más de 50) como asiduo conductor de motos —en los últimos 30 prácticamente ha sido mi habitual (diario) medio de transporte— nunca me he considerado un piloto experto. De hecho, exceptuando una competición de trial en la que participé hace ya unos 45 años, nunca he participado en carreras o cosas así. Además, me he dado unos cuantos trompazos, lo cual, por sí, ya dice algo de mi falta de «expertise», aunque para un motero las caídas, aparte de que son inevitables y de que causan serios daños físicos y económicos, siempre pueden ayudar a aprender.  

Pero, dicho lo anterior y por aquello de «la veteranía es un grado», me voy a atrever a dar algunos consejos o recomendaciones, por si a algún motero le pude resultar útil, sobre algunos aspectos de la conducción de la moto. 
Frenado

Siempre con los dos frenos a la vez, es decir, con el pie y con la mano. Creo que esto es bien sabido, pero he conocido moteros que no lo hacían. Las motos no se detienen con la facilidad de los coches, por eso, sobre todo en ciudad, donde puede haber muchos momentos en los que se circula cerca de los vehículos que nos preceden, una buena frenada nos puede evitar problemas ante imprevistos que surjan. Por eso, sobre todo en ciudad, es recomendable que los dedos corazón y anular (tercero y cuarto, contando desde el pulgar) de la mano derecha vayan siempre extendidos y sus puntas apoyadas sobre la maneta del freno delantero, mientras que la empuñadura del acelerador se maneja con el resto de la mano.

Intermitentes 

Hay que usar siempre los intermitentes. Aunque creamos que no resulta necesario (porque, por las circunstancias, pensemos o estemos seguros de que a nadie le va a resultar útil anunciar nuestra maniobra) creo que hay que acostumbrarse a utilizarlos, reitero, siempre. Se trata de adquirir la rutina, de modo que resulte un acto automático siempre que nos encontremos ante un cambio de dirección o de carril. Si se consigue ese automatismo nos evitaremos los problemas que pueden surgir si nos olvidamos de anunciar nuestras maniobras; es decir, si no hacemos uso de los intermitentes. No cuesta nada accionarlos, insisto, siempre. Además, no hacerlo supone, a mi entender, una falta de consideración con los conductores de los vehículos que están cerca o, incluso, con los peatones que dependan de la dirección que tomemos cuando, por lo que sea, quieran utilizar la calzada.

Retrovisores

Hay que utilizarlos permanentemente; para eso están, no son un adorno. Durante la conducción, además de saber lo que tenemos delante, hay que estar atento a los vehículos que tenemos por detrás. Por eso, permanentemente —no solo cuando oigamos un claxon, y, sobre todo, antes de hacer cualquier maniobra—, hay que conducir alternando la vista al frente con vistazos a los retrovisores. Eso nos evitará contratiempos y sustos. 

Curvas

Esto es lo más importante, porque en las curvas están los mayores riesgos. Por lo que me han dicho, he leído, he visto y, sobre todo, por lo que he experimentado, para tomar bien las curvas hay que tener en cuenta lo siguiente: 
  • Lo primero, antes de entrar en la curva, ajustar la velocidad, es obvio; por tanto, habrá que reducir una o dos marchas y aplicar los frenos si es necesario. No hay que olvidar que si no se conoce la curva nos podemos encontrar con que se pueda ir cerrando a medida que circulamos por ella, lo cual, si no estamos preparados para esa contingencia, nos puede ocasionar algún problema. Por eso, la prudencia a la hora de fijar la velocidad en la «entrada» nunca sobra. También conviene abrirse antes de entrar en la curva; es decir, situarse en la zona de la vía contraria al sentido de la curva.
  • Lo más importante para tomar bien una curva es aplicar la técnica llamada «contramanillar». Se trata de que al entrar en la curva hay que presionar, hacia abajo y hacia adelante (a la vez), el manillar con la mano del lado del trazado de la curva. O sea, con la mano derecha en curvas a la derecha; con la izquierda en las curvas a la izquierda. Parece un contrasentido, pero es así. La presión ejercida es lo que hace que la moto se incline hacia el lado donde se presiona, o sea, hacia el interior de la curva. Si, a la vez, se dobla más el codo del brazo con el que se hace la presión notaremos que desciende el hombre de ese lado, lo que contribuye a conseguir la adecuada inclinación del cuerpo. En internet hay vídeos que lo explican aunque no lo hacen muy bien; por ejemplo, uno lo puedes ver aquí . El «contramanillar» hay que utilizarlo cuando se va «fuerte»; de hecho no funciona en velocidad inferior a 30 Km/h.
  • En las curvas, a la vez que se hace el «contramanillar» hay inclinarse hacia delante; es decir, hay que acercar el pecho al depósito de gasolina. Cuanto más, mejor. Se trata de cargar nuestro peso sobre la rueda delantera, que es la que fija la dirección de la moto.
  • Al salir de la curva hay que hacer el «contramanillar» al revés, aunque eso se hace inconscientemente; la moto lo pide. 

Y con esto vale por hoy. Todo lo que he dicho es muy elemental y cualquier motero, de modo más o menos consciente, seguirá las simplonas reglas que he comentado. Lo del «contramanillar», por experiencia propia, es lo más útil, si bien debo decir que yo conduzco una moto deportiva, Honda CBR 600F, por lo que no sé cómo se aplicará esa técnica en motos de otro tipo.