3 sept 2018

CANCIONES CON HISTORIAS (bonitas)

Todas las canciones dicen o cuentan algo, es indudable. Bueno, la de «El puente sobre el río Kwai», no,  porque solo hemos conocido la versión silbada que se hizo famosa por la peli del mismo título. Pero, como decía, lo normal es que en cada canción se hable de algo, si bien en la inmensa mayoría de los casos da la impresión de que en las letras se ha cuidado más las rimas que el mensaje. Como ejemplo, aquella ñoñería de Mecano que comenzaba así:

Hawái, Bombay
son dos paraísos,
que a veces yo
me monto en mi piso.
Hawái, Bombay
son de lo que no hay.

Hay que reconocer que la canción es una gilipollez, pero tuvo su éxito. ¡Cosas de la música ligera!

Pero hay otras muchas canciones que cuentan o dicen cosas más interesantes. A mí me han gustado siempre las que cuentan historias. Obviamente, en más o menos tres minutos el autor no se puede extender mucho, pero en eso radica su mérito. Por ejemplo, ya de pequeño me llamó mucho la atención —y me gustaba— un corrido mexicano que se titulaba «Juan Charrasqueado»; creo que la canción data de mediados de los cuarenta del siglo pasado (es tan vieja como yo). Contaba la historia de un ranchero que «…fue borracho, parrandero y jugador…». Además, era el macho alfa del lugar, por eso en la canción se dice que «…a las mujeres mas bonitas se llevaba… y en aquellos campos no quedaba ni una flor…». Aunque no lo aclara la canción, posiblemente por algún lío de faldas a J.Ch. le vino lo que le vino:
Un día domingo que se andaba emborrachando,
a la cantina le corrieron a avisar:
"Cuídate, Juan, que ya por ahí te andan buscando,
son muchos hombres no te vayan a matar".

Pero lo más intenso de la canción es la estrofa que cuenta el dramático final de Juan:
No tuvo tiempo de montar en su caballo,
pistola en mano se le echaron de a montón,
él les gritaba "estoy borracho y soy buen gallo"
cuando una bala atravesó su corazón.

Precioso. Esta estrofa me la aprendí cuando yo tendría menos de 10 años y no se me ha olvidado. Después el corrido habla del funeral de Juan, de cómo los hombres del lugar lo llevaban a enterrar y de cómo uno de sus muchos (supongo) desperdigados hijos, acompañado de su madre, lloraba y rezaba por el finado. Insisto, una historia brutal pero preciosa. La cantaron las mejores voces mexicanas de la época. Aquí se puede escuchar la versión de Jorge Negrete.

También de mi niñez es la famosa canción, también mexicana, «Pancho López». Es una historia extraordinaria.  La primera estrofa ya dice mucho del prota:

Nació en Chihuahua en 1906,
en un paquete bajo un ciprés,
a los dos años ya hablaba inglés,
mató a dos hombres a la edad de tres.


Después la canción nos dice que a los cuatro años sabía montar y que disparaba con muy buena puntería. Que a los cinco tocaba la guitarra, cantaba y bailaba, y además fumaba y se emborrachaba; a esa edad ya lo metieron en chirona. Que a los seis, se enamoró, a los siete se casó y a los ocho fue papá y se fue a la revolución. Y que a los nueve murió; por eso la moraleja de la historia es «No vivas la vida con tanta rapidez». De esta canción se hizo muy famoso uno de los estribillos. Decía:
Pancho, Pancho López.
Chiquito, pero matón.

Lo de «Chiquito, pero matón» ha quedado en nuestro acervo como fórmula retórica descriptiva de algunas personalidades; aún se usa. Seguro que al inefable Aznar se le ha aplicado en más de una ocasión. Esta canción también es muy antigua (supongo que de principios de los cincuenta del siglo pasado) y en España fue extraordinariamente popular. Aquí se puede escuchar la versión del Trío Calaveras, famosísimo en su época.También la escuché en inglés, pero dedicada, en lugar de a P.L., a un personaje real llamado Davy Crockett (que creo que fue algo así como un aventurero).

Y vamos con más recientes canciones con historia. Una de las que más me ha gustado es «Un ramito de violetas», compuesta en los pasados setenta por la desaparecida Cecilia. Es una deliciosa historia de una intrigante infidelidad no consumada, con un amenabariano desenlace. Como para despistar al oyente, la canción empieza con la siguiente estrofa:
Era feliz en su matrimonio
aunque su marido era el mismo demonio.
Tenía el hombre un poco de mal genio.
Ella se quejaba de que nunca fue tierno.

Planteando la intriga en la siguiente:
Desde hace ya más de tres años
recibe cartas de un extraño.
Cartas llenas de poesía

que le han devuelto la alegría.

Tras lo que en el estribillo se pregunta:

Quién te escribía a ti versos, dime niña quién era.
Te mandaba flores en primavera, y cada nueve de noviembre,
como siempre sin tarjeta,
te mandaba un ramito de violetas.

Y, tras contar cómo la mujer y el marido viven la intriga, al final de la canción se desvela el misterio cuando, refiriéndose al marido, dice:  

Pues es él quien le escribe versos,
él es su amante, su amor secreto.
Ella, que no sabe nada,

mira a su marido y luego se calla.

A todos nos sorprendió y nos gustó este inesperado final. Es verdad que nos quedamos con la duda de cómo la mujer (se supone) algún día conocería la verdad, pero no se lo tuvimos en cuenta a la autora; a Cecilia, por desgracia, no le dio tiempo a despejar esa duda.

La versión de Cecilia se pude escuchar aquí. Aunque a mí me gusta más (y eso que Cecilia me gustaba mucho) la versión de Manzanita (también fallecido), que creo que es el único cantante aflamencado que me ha gustado; está aquí.

Y para acabar, la que me parece la más bonita historia jamás cantada; la del grande Joaquín Sabina: «Y nos dieron las 10» (creo que es de 1992). Es la historia de una noche de amor y pasión, que no sería de extrañar que el autor la basara en alguna experiencia personal; es decir, que Sabina hubiera protagonizado la historia, tal como la cuenta o parecida. Empieza poniéndonos en situación:
Fue en un pueblo con mar
una noche después de un concierto.
Tú reinabas detrás de la barra
del único bar que vimos abierto
—cántame una canción al oído y te pongo un cubata.
—con una condición:
que me dejes abierto el balcón de tus ojos de gata


Por lo que cuenta, hubo flechazo, así que, hasta que se quedó solo en el bar, le cantó todo el repertorio, reconociendo: «cuidado, chaval, te estás enamorando». Y a partir de ahí:
…de repente, su dedo en mi espalda
dibujó un corazón,
y mi mano le correspondió debajo de su falda;
caminito al hostal
nos besamos en cada farola,
era un pueblo con mar,
yo quería dormir contigo y tú no querías dormir sola...
Y nos dieron las diez y las once, las doce y la una
y las dos y las tres,
y desnudos al amanecer nos encontró la luna.


Hasta aquí, la primera parte de esta bonita historia. A todos nos encantó. Y qué bien contada. Pero lo malo estaba por venir. Ya se sabe, la vida del artista es complicada: hoy aquí y mañana vete a saber dónde. Así que, después de esa noche loca, se despidieron. Pero, lo que son las cosas, el verano siguiente el cantante volvió al pueblo… pero, aunque buscó a su amante del bar, no la encontró. Y, lo peor, el bar ya no estaba, en su  sitio había ¡una sucursal del Banco Hispano Americano! (que me hizo muchísima gracia cuando lo oí por primera vez). Por eso, encabronado, se lio a pedradas con los cristales de la sucursal bancaria, por lo que fue detenido. Así que la historia, tristemente, no acaba bien. El epílogo:
Sé que no lo soñé,
protestaba mientras me esposaban los municipales.
En mi declaración
alegué que llevaba tres copas,
y empecé esta canción
en el cuarto donde aquella vez te quitaba la ropa.


Nadie podrá decir que no es una bella historia, magistralmente contada. Se puede escuchar aquí .

Seguro que habrá otras muchas, pero las cuatro de que he hablado siempre me han parecido las mejores historias CANTADAS... al menos, son las que más me han gustado a mí.


Listo: ¡Jo, Julio! Nos hablas de tus preferencias musicales y citas canciones del siglo pasado, que tienen entre 75 y 25 años. Además, menos Sabina, todos los cantantes que citas han fallecido ¡Mira que estás carca!
Julio: ¡Mecagüen…! Listillo, creía que estabas en la playa. ¡Qué cruz¡


4 comentarios:

  1. ¡Felicitaciones, Julio! Fantásticas y sentidas reflexiones que llegaron al fondo de los recuerdos (por algo somos más o menos de los mismos tiempos).
    Es evidente que el arte no tiene fronteras y lo que es bueno, llega lejos. Seguramente hemos disfrutado, aquí o allá, de estas y muchas otras bellas canciones de tierras tan lejanas geográficamente, pero tan cercanas en tanta historia y sueños comunes. Y la bendita lengua que nos une, nos permite disfrutar de esas poesías y comprenderlas.
    Me gustó mucho todo, pero me conmovió especialmente la de Cecilia. En cuanto a lSabina, es un verdadero prócer.
    Te felicito nuevamente, aunque por un momento me hiciste “piantar un lagrimón”, aunque suene cursi decirlo.

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  2. Muchas gracias, querido Carlos. Seguro que por ahí también se han cantado historias interesantes, especialmente a ritmo de tango. Un abrazo

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  3. yo creo que la mujer de cierta manera le era infiel al marido porque ella imagina un hombre diferente .y a mi me gusta como la interpreta MI BANDA EL MEXICANO.

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