Ayer se exhumaron los restos de
Franco, que estaban en el Valle de los Caídos —espacio público (en la foto)
que, como tal, pertenece al Estado, o sea, a todos los españoles—, y se
reinhumaron en el panteón familiar del cementerio de Mingorrubio (también en
Madrid). Con lo de Catalunya, ha sido, sin duda, de lo que más se ha hablado en
la pasada semana y en lo que llevamos de esta. Así que me he animado a dar mi
opinión, no sobre el traslado de los restos de Franco —que, ya adelanto, a mí
me ha parecido muy bien—, sino de las memeces que he escuchado a los políticos
de la oposición al Gobierno, a los miembros de la familia Franco y a los
contertulios de las numerosas tertulias radiofónicas y de la tele que nos
«divierten» cada día.
Empezando por los partidos, debo decir que me ha parecido una desvergüenza que los
dos de la derecha, PP y Cs, que habían
apoyado con su voto o con su abstención la decisión del Congreso de Diputados
de exhumar el cadáver, hayan aprovechado la obligada ejecución de tal decisión
para atacar al Gobierno (en funciones) del PSOE, acusándole de electoralismo y,
por tanto, no apoyando la medida. Lo de Pablo Casado ha sido muy triste; lo de
Rivera ha sido asqueroso, como suelen ser sus intervenciones en los últimos
meses (desde la campaña de las elecciones de abril pasado). En sus ataques, ambos
han utilizado unos pobres argumentos, pero, eso sí, expuestos con aparente
convencimiento, haciendo mención a que no están por la labor de «mirar hacia atrás»
—ellos solo miran hacia adelante—, esgrimiendo que los acontecimientos de nuestra
historia del siglo XX (guerra civil y periodo de la dictadura) ya se
solucionaron en la «transición» que culminó con nuestra actual Constitución, dando
a entender que, más o menos a partir de 1980 (cuatro o cinco años después de la muerte de Franco), ya
estábamos reconciliados y «todos éramos amigos», por lo que debíamos olvidarnos de los
agravios que pudieron haberse cometido durante los casi 40 años del periodo a
que me he referido. ¡Qué ricos!, Casado y Rivera; se nota que son muy jóvenes y
no vivieron en aquél periodo, y se pasan por la entrepierna lo que puedan
sentir los agraviados y sus cercanos. Para estos dos políticos eso ya no cuenta.
En fin, para Casado y Rivera lo que ha hecho el Gobierno ha sido poco menos que
una indignidad. Me parecen un par de sinvergüenzas.
La actitud del otro partido de la derecha, Vox, encabezada por su líder, Abascal,
es lo que le tocaba hacer teniendo en cuenta su ideología ultra; o sea, criticar
con la máxima acidez la acción del Gobierno, en un asunto como este en el que,
según él, se mancillaba la memoria de su referente ideológico y espiritual, Franco. No se podía
esperar otra cosa, así que me ha parecido normal, por lo que de este partido no
tengo nada más que decir.
El otro partido de izquierdas, Podemos, también ha sido crítico. He
visto como su líder, Iglesias, criticaba el espectáculo de ayer porque a él le
ha parecido poco lo que se ha hecho o muy tibia la actitud del Gobierno. Él hubiera
sido más duro, no solo en la ceremonia de la exhumación, sino con los "restos" del franquismo, según él aún presentes en los poderes económicos o empresariales y en la
política. Iglesias, también en campaña electoral, no ha desaprovechado la
ocasión para criticar a su principal competidor en la izquierda. A mí, la
actitud de Iglesias me ha parecido ruin y extemporánea. Seguro que habrá muchas
cosas que se le podrá criticar al PSOE, pero no esta, y menos desde la izquierda.
Ya digo, una ruindad de Pablo, Pablito, Pablete. ¡Con lo bien que me caía al
principio…!
Del PNV
solo he escuchado unas cortas declaraciones de Aitor Esteban, en las que venía a decir que la
exhumación «…se ha convertido en una fiesta
de exaltación franquista y en una nueva humillación a las víctimas». A mi
entender, este diputado vasco ha perdido una inmejorable ocasión para estar
calladito. Por cierto, nunca escuche al PNV demandar que el cadáver de Franco
saliera del Valle de los Caídos. Por eso, me ha parecido que también el PNV,
como sus correligionarios de la derecha española, ha tenido una actitud
deplorable.
De los partidos catalanes independentistas he oído que también se han sumado a la
crítica al Gobierno, aunque no sé en qué términos. De cualquier modo, bastante
tienen con lo suyo como para meterse en lo de Franco. En esto no cuentan, o
cuentan poco. Así que, nada que decir.
De lo que ha hecho la familia Franco —sus recursos judiciales contra la exhumación— y han
dicho y hecho sus miembros estos últimos días solo puedo decir que me ha dado
verdadero asco. Una familia que, según parece, está forrada —supongo que a
cuenta de la fortuna amasada en vida de Franco y de las canonjías y prebendas
de que habrán gozado como descendientes (nietos y biznietos) del general— debía
mostrarse más retraída y, en todo caso, acatar sin rechistar las disposiciones
legales democráticas que les afecten. Es lo menos que deberían hacer. Ya han
gozado durante mucho tiempo de privilegios. A título anecdótico, lo que me ha
parecido más asqueroso de ellos es que he visto en la tele que ayer se quejaban porque les mantenían en un lugar del panteón donde ha sido reinhumado
Franco sin derecho a portar un teléfono móvil (para que cumplieran con la prohibición
de filmar), alguno de ellos exclamó «¡esto es una dictadura!», que manda güevos. Si no me equivoco, el exclamador
fuel el nietísimo de Franco, Francis. Cada vez que le veo en la tele se me
revuelven las tripas.
Y para acabar, los opinólogos de las tertulias de la radio y de la tele. En estas hay
de todo, pero en algunas de ellas (no quiero ni nombrarlas) los participantes
hacen gala de su falta de objetividad y mala baba criticando todas las acciones
del Gobierno; haga lo que haga. Como decía antes, al Gobierno habrá muchas
cosas que se le puedan criticar, y hay que hacerlo. Pero en esta ocasión creo
que ha hecho lo que debía.
Por todo lo que he dicho, he sentido
verdadero asquito de muchas de las cosas que he escuchado estos días. ¡Cómo somos!