Son dos valientes.
Inés Arrimadas, líder de Ciudadanos en Catalunya, es de los políticos españoles que más me gustan. Con su aspecto delicado, un tono de
voz muy dulce y suave, sin aspavientos, ni gritos,
ni histrionismos y sin fantochadas
rufianescas, tiene un discurso contundente y, creo, seductor, que tiene
muchísimo mérito en el contexto sociopolítico en el que le corresponde actuar: la
compleja y convulsa sociedad catalana, en la que se está instalando (si no lo
está ya) la peligrosa fractura social. Aunque su formación, Ciudadanos, no
tiene mayoría en el Parlament es la que resultó más votada en las últimas
elecciones catalanas, por lo que Arrimadas lidera actualmente la oposición en
el Parlament.
Quim Torra es el actual President de la Generalitat, al que dan apoyo las formaciones políticas catalanas, de izquierda y derecha, en cuyo ideario ocupa un lugar muy destacado la vocación independentista. Por tanto, Torra es,
actualmente, la cabeza visible del
independentismo o secesionismo en Catalunya. En consecuencia, es el principal
adversario político de Inés Arrimadas. Confieso que Torra
me cae fatal, como buena parte de los políticos catalanes (de lo que ya hablé aquí).
Pero, aunque no es santo de mi devoción, reconozco que Torra es valiente, y
esa, la valentía, es una cualidad que yo valoro mucho. Tiene claro lo que
quiere, y pelea, políticamente, por ello. Desconozco los entresijos de la
complicada política catalana, por lo que, como tampoco hago mucho caso a lo que
nos cuentan en Madrid, desconozco si lo que hace el president es lo mejor para
alcanzar sus objetivos: la independencia de Catalunya. Igualmente, tampoco sé
si las alternativas políticas que pudiera haber para alcanzar tal fin podrían
representar una estrategia más útil que la que están siguiendo los
independentistas con Torra a la cabeza. Lo que sí me parece, como he dicho, es
que es valiente (se la está jugando) y contumaz (no da tregua).
Pues en este maremágnum político-social ha surgido una importante lideresa: Inés Arrimadas, que también me parece extraordinariamente valiente. Valerosamente, ha plantado cara al nacionalismo/independentismo, y, por lo que en Madrid se ve, se oye o se lee en los medios de comunicación, no parece que lo esté haciendo mal; al contrario, tengo la impresión de que lo está haciendo muy bien para su causa, y la prueba está en el millón largo de votantes catalanes (25,35%) que consiguió en las elecciones de diciembre 2017. Como curiosa muestra de su valentía, recientemente, en el Parlament, interpeló a Torra desde la tribuna de oradores exhibiendo una bandera de España, asegurando que la enseña siempre estaría presente en Catalunya; o sea, vaticinando que el president no se iba a salir con la suya. Mientras Arrimadas le decía esto, el interpelado, Torra, le atendía en su escaño con la típica sonrisa beatífica y ridícula de los políticos nacionalistas catalanes que a mí me pone de mala hostia.
Inés Arrimadas, líder de Ciudadanos en Catalunya, es de los políticos españoles que más me gustan. Con su aspecto delicado, un tono de

Quim Torra es el actual President de la Generalitat, al que dan apoyo las formaciones políticas catalanas, de izquierda y derecha, en cuyo ideario ocupa un lugar muy destacado la vocación independentista. Por tanto, Torra es,

Pues en este maremágnum político-social ha surgido una importante lideresa: Inés Arrimadas, que también me parece extraordinariamente valiente. Valerosamente, ha plantado cara al nacionalismo/independentismo, y, por lo que en Madrid se ve, se oye o se lee en los medios de comunicación, no parece que lo esté haciendo mal; al contrario, tengo la impresión de que lo está haciendo muy bien para su causa, y la prueba está en el millón largo de votantes catalanes (25,35%) que consiguió en las elecciones de diciembre 2017. Como curiosa muestra de su valentía, recientemente, en el Parlament, interpeló a Torra desde la tribuna de oradores exhibiendo una bandera de España, asegurando que la enseña siempre estaría presente en Catalunya; o sea, vaticinando que el president no se iba a salir con la suya. Mientras Arrimadas le decía esto, el interpelado, Torra, le atendía en su escaño con la típica sonrisa beatífica y ridícula de los políticos nacionalistas catalanes que a mí me pone de mala hostia.
Aparte de mis filias y fobias
confesadas, quiero dejar claro que ambos, Arrimadas y Torra, desde la distancia
geográfica y, sobre todo, ideológica, me parecen dos personajes de gran talla
política, en los que, como he dicho, destaca su valentía. Curiosamente, parece
que ambos no gozan de la estima de los medios de la capital del reino. Lógico en el
caso de Torra (es la cabeza visible del independentismo, tan denostado en
Madrid), pero en el de Arrimadas resulta extraño. Puede que me las haya
perdido, pero debo decir que, sobre ella, casi no he visto ni oído alabanzas en
los medios de la capital (en todo caso, alguna intermitente leve mención
positiva), lo que me sorprende teniendo en cuenta lo que Arrimadas está
haciendo por la causa españolista o unionista. Puede que este ninguneo se deba
a que pertenece a un partido que hace daño (quita votos) a los dos grandes, PP
y PSOE, por lo que, en mi opinión, a los medios de comunicación de Madrid, en
los que pudiera ser plausible que sintieran preferencias por tales partidos, se
les nota cierto racanismo a la hora de valorar o ensalzar la tarea de
Arrimadas. No vaya a ser que los elogios a Arrimadas pudieran favorecer a su
partido, Ciudadanos.
No sé cómo acabará la bronca
catalana, las perspectivas no son claras y sí preocupantes. Torra, como ya les
ha ocurrido a varios de sus correligionarios, puede acabar en la cárcel.
Arrimadas también tendrá que andar con cuidado, porque parece que los ánimos
cada vez están más excitados y, en esas circunstancias, siempre puede haber algún
salvaje al que le gustaría pasar a la Historia como el que dañó a la mayor
defensora del españolismo o unionismo en Catalunya. Por su valentía, a mí no me
gustaría que Torra acabara en la cárcel, aunque confieso que tampoco me
llevaría un disgusto; en cambio me fastidiaría mucho que a Arrimadas le
hicieran daño.
4-7-2019. COMENTARIO ULTERIOR: Parece ser, por lo que he visto en las últimas semanas, que Inés Arrimadas ha asumido el papel de portavoz de Ciudadanos -o sea, ha dado la cara- tras las últimas memeces de su jefe Rivera. En tal papel, Arrimadas me ha defraudado; se ha comportado como una vulgar hooligan. Ya no me cae bien. Como a su jefe, la he cogido manía
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