3 may 2020

LA DESESCALADA


A partir de ayer parece que se puede salir de casa para determinadas actividades, en determinados horarios y en determinados espacios. Comienza, pues, el llamado proceso de desescalada. ¡Qué bien!, pero no voy a hacer ni puto caso.

Porque yo no voy a salir. Me niego a salir con el condicionado impuesto. Sobre todo, porque a los mayores de 70 años nos han limitado a que demos un solo paseo diario entre las 10 y las 12 de la mañana o 7 y 8 de la tarde. Es decir, han establecido un horario exclusivamente para viejos, porque a los que aún no han llegado a septuagenarios les han puesto un horario distinto (y más amplio) a lo largo del día para que no coincidan con nosotros en el tiempo ni en el espacio. No tengo claro si lo han hecho para que no nos contagiemos o para no contagiar, nosotros, a los demás.

Quiere decir esto que los putos (con perdón) viejos no vamos a poder convivir con los demás; entendiéndose en este caso la convivencia como, por ejemplo, salir a correr o a hacer ejercicio a la misma hora y por el mismo sitio; o salir a dar un paseo por los alrededores (máximo 1 Km.) de nuestro domicilio. Me ha parecido humillante, por eso, reitero, no voy a hacerles ni puto caso.

Dicen que los viejos somos el grupo con mayor riesgo de letalidad por la pandemia. Vale, lo admito, a juzgar por los datos que conocemos. Pero, precisamente por eso, o sea, por la cuenta que nos tiene, los viejos deberíamos ser considerados como el grupo con mayor grado de prudencia y sensatez, porque el acopio de años no tiene, necesariamente, que atontar. Al contrario, se suele decir que la experiencia es un grado o que más sabe el diablo por viejo que por diablo. Pues esta característica positiva de los viejos no se ha tenido en cuenta en absoluto. Imperdonable, Sr. Sánchez.

Creo que las medidas gubernamentales relacionadas con la pandemia que padecemos han dado pie a la crítica más desaforada, intensa y ácida que ha soportado ningún Gobierno en España. Incrementada y divulgada con una intensidad que no habíamos conocido, debido a la presencia de los medios de comunicación y, sobre todo, a la utilización de las RRSS. A Sánchez le han dicho de todo, desde incompetente a criminal, pasando por mentiroso y otros terribles calificativos. A mí, la mayoría de la crítica que le han hecho me ha parecido inapropiada y basada, exclusivamente, en intereses partidistas de sus rivales políticos. Me ha parecido repugnante. 

Pero, curiosamente, aunque todos los medios de comunicación se están ocupando, prácticamente de forma exclusiva, de la tan cacareada desescalada, no he escuchado ninguna crítica a lo que a mí me preocupa y molesta: la discriminación de los viejos en su reciente normativa.

¿Qué hubiera pasado si, por ejemplo, se hubiese establecido un horario diferente para hombres y mujeres? Lo podrían haber hecho con la justificación de evitar la simultaneidad en la salida de los domicilios. Se hubiera montado un pollo de mil demonios; seguro. Pero, como he dicho, sobre la discriminación de los viejos nada de nada. Es decir, no importa nada.


¿Será que no es tan grave como a mí me parece? ¿O será que los que escriben o hablan en los medios no han llegado a los 70 años y no les importa lo que pensemos o sintamos los que ya los hemos sobrepasado? Sea como sea, a mi me ha jodido… y mucho. Así que me quedo en casa. Seguiré disfrutando de las estupendas vistas que tengo (una parte se puede apreciar en la foto) y de la bici estática mientras las contemplo.

Pero, Pedro, te recuerdo que no te lo perdono.

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