De
lunes a jueves, a las 9:05, en la SER, Iñaki Gabilondo, en poco más de un minuto,
nos da su opinión sobre alguno de los temas de mayor actualidad. Para mí, es,
sin duda, la opinión más clarividente e ilustrativa de las que se vierten en
las numerosas intervenciones periodísticas que hay en los medios audiovisuales
españoles. Creo que es, verdaderamente, una opinión de peso, propia de un
intelectual de gran talla.
Es
obvio que Gabilondo, como todo el mundo, tiene su propia ideología o sus
particulares tendencias y preferencias; eso es inevitable, por lo que no cabe
hablar de plena objetividad en sus intervenciones. Pero sí de que rezuman
grandes dosis de sentido común y razonabilidad, y esto es lo importante. También
es importante su capacidad de síntesis y su habilidad para transmitir y
comunicar; no en vano tiene en su zurrón profesional una larga, intensa, variada
y densa carrera profesional en los principales medios audiovisuales de nuestro
país, lo que, en mi opinión, le hace acreedor, con seguridad, al reconocimiento
honorífico como, si no el mejor, uno de los mejores profesionales españoles en
ese campo en los últimos cuarenta años.
Por
todo esto, en poco más de un minuto, Gabilondo dice más y mejor que el
conjunto de la mayoría de «opinólogos» y contertulios que nutren diariamente los
numerosos programas de opinión o debate que hay en los medios audiovisuales en
España, en los que, en la mayoría de los casos, lo que más se dicen son
obviedades y, sobre todo, se lanzan mensajes teñidos de los colores políticos
de los que en ellos participan.
Por
poner un ejemplo de estos últimos, no hay más remedio que hablar de Francisco
Marhuenda, actual director del diario La Razón, que tiene una amplia exposición
en los programas audiovisuales a que me he referido. Se le ve en casi todos los
programas de este tipo, tanto en los de las dos grandes operadoras privadas de
TV —Mediaset (Cuatro y Tele 5) y Atresmedia (Antena3 y La Sexta)—, como en los
de las televisiones públicas (TVE y Telemadrid); también se le puede escuchar con
frecuencia en las emisoras radiofónicas de todos estos medios. La verdad, uno
se pregunta cuándo trabajará en el periódico que dirige; será que tiene una gran
capacidad de trabajo además del don de la ubicuidad, porque si no no se
comprende. Por cierto, ya me gustaría saber cómo cobra la pasta gansa que le
pagarán por estas cosas, y si lo que cobra va en su declaración del IRPF o
utiliza alguna empresita interpuesta al estilo Monedero.
Pues
bien, el multipresente Marhuenda es el prototipo del comunicador (si se le
puede llamar así) que sólo pretende transmitir su mensaje partidista; en su
caso, se evidencia que todo su interés está en ensalzar la acción política del
PP y en defender a este partido de los que lo puedan atacar o criticar. Es el prototipo del
periodista hoolligan monodireccional. Desde luego, la antítesis de Gabilondo.
Así que sería deseable que, ojalá, hubiera muchos «gabilondos» y pocos
«marhuendas» en los medios de comunicación españoles.
Para acabar, aprovecho para recomendar ver en La Tuerka la interesantísima entrevista que Pablo Iglesias, el líder de Podemos, hizo no hace mucho a Iñaki Gabilondo; merece la pena.
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