Estoy siguiendo por la tele los Juegos Paralímpicos y debo decir que estoy impresionado. No sé si será porque, por suerte o por desgracia, no había tenido apenas contacto con el mundo de los discapacitados y mucho menos con los que, formando parte de ese colectivo, se dedican al deporte y compiten oficialmente, pero lo que estoy viendo estos días no lo había visto nunca y creo que merece, como poco, el calificativo de espectacular; ¡gran espectáculo! Desde luego, para mí, mucho más atractivo que los juegos de la Olimpiada. Creo que es una suerte que Teledeporte de TVE, a través de la tecnología TDT, nos esté dando la oportunidad de contemplar casi todo lo que pasa en Londres desde el pasado 29 de agosto.
Es impresionante ver a ciegos jugando al fútbol o participando en las pruebas ayudados de sus "guías"; o a personas sin brazos utilizar el arco y las flechas con los pies (y conseguir la medalla de oro); o a discapacitados jugar al baloncesto en sillas de ruedas (he visto canastas que no desmerecen de las de los profesionales de la ACB). Qué decir de los participantes en las pruebas de atletismo o de natación, muchos de ellos con serias discapacidades pero consiguiendo marcas muy dignas, como el caso, que he visto esta tarde, de un chino sin brazos que ha corrido los 100 metros en 11 segundos. En fin, sería interminable la lista de menciones a participaciones espectaculares y a la vez chocantes, por las variopintas condiciones físicas y mentales con las que compiten todos y cada uno de los participantes en los Paralímpicos; pero eso sí, todos, absolutamente todos, son dignos de admiración y del máximo respeto.
Porque son muy admirables y respetables todas estas personas que, sin resignarse, luchan por superar las limitaciones con las que no tienen más remedio que convivir. Y, según parece, lo hacen con entusiasmo, con un encomiable afán de superación, demostrando una enorme fortaleza mental (aunque su discapacidad les afecte al intelecto), con destreza y, por qué no, con alegría.
Y como contrapunto la tristeza de Cristiano Ronaldo... Según ha manifestado, ¡está triste!... El país se ha convulsionado; las redacciones de la sección de Deportes de los medios de comunicación están en una frenética actividad para tratar de saber qué le pasa a Ronaldo; en España no se habla de otra cosa. No es para menos. El portugués, que aparentemente lo tiene todo, está triste y no se sabe con certeza por qué... pobrecito... me da una pena... Sumándome al desasosiego y tribulación nacional, llevo desde el domingo sin dormir dando vueltas en mi cabeza a lo que nos ha dicho el futbolista para ver cómo podría contribuir a que se le pase su tristeza y vuelva a mostrarse chulito, exultante y retador cada vez que marca un gol. Pero no se me ocurre nada para ayudarle.
Ahora bien, enlazando lo de Ronaldo con los Paralímpicos, me da que el futbolista no ha visto nada de estos juegos, porque, si lo hubiera hecho y, así, hubiese visto lo que hacen —y cómo lo hacen— esos admirables deportistas, que, en comparación con él, tienen tantas carencias de todo tipo, y a poco que reflexionara, estoy seguro de que no se le habría ocurrido hacer las ridículas (por no emplear otro calificativo más grueso) manifestaciones que hizo el domingo pasado. Desde luego, si ha visto los juegos y, aun así, se ha atrevido a decir que se siente muy triste (por cuestiones profesionales, ha aclarado (?) luego) es que entonces, sencillamente, es un gilipuertas. Y como creo que no lo es, me reafirmo en que «el triste» no ha visto nada de los Paralímpicos.
Ahora bien, enlazando lo de Ronaldo con los Paralímpicos, me da que el futbolista no ha visto nada de estos juegos, porque, si lo hubiera hecho y, así, hubiese visto lo que hacen —y cómo lo hacen— esos admirables deportistas, que, en comparación con él, tienen tantas carencias de todo tipo, y a poco que reflexionara, estoy seguro de que no se le habría ocurrido hacer las ridículas (por no emplear otro calificativo más grueso) manifestaciones que hizo el domingo pasado. Desde luego, si ha visto los juegos y, aun así, se ha atrevido a decir que se siente muy triste (por cuestiones profesionales, ha aclarado (?) luego) es que entonces, sencillamente, es un gilipuertas. Y como creo que no lo es, me reafirmo en que «el triste» no ha visto nada de los Paralímpicos.
Y, mira por dónde, ya sé como se le podría ayudar al pobrecito Ronaldo a superar su tristeza: tenerle 10 horas al día durante dos semanas visionando los vídeos de los presentes Juegos Paralímpicos. Yo creo que hasta se le pasarían las ganas de pedir aumento en su ficha. Y el listo de Florentino sin enterarse; si digo yo...
- - - - - - - - - - -
Nota adicional posterior: Días después de publicar esto he visto en un noticiero de Tele5 un reportaje sobre la imaginativa campaña que la Asociación de Parálisis Cerebral y Alteraciones Afines ASPACE-ÁLAVA ha emprendido a raíz de las declaraciones de Ronaldo de las que he hablado. Con mucha retranca, le dicen a CR7 que, como remedio para su tristeza, se haga voluntario cooperador de la asociación. Seguro que también este remedio le vendría bien al portugués, por lo que, aunque solo fuera por vergüenza torera, debería hacer caso a lo que le sugieren.
Si quieres ver la noticia pincha aquí
Si quieres ver la noticia pincha aquí
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Escribe tu comentario