Hace ya casi 30 años, Imanol Uribe dirigió la peli «El rey pasmado», basada en el libro del mismo título de Torrente Ballester. Trataba sobre las experiencias y tendencias sexuales del rey Felipe IV, y de cómo veían sus apetencias los notables de la Corte. Ayer, mientras veía en la tele un reportaje sobre Juan Carlos I, me vino a la cabeza el título de esta peli pero con el adjetivo cambiado: bobo, en lugar de pasmado. Porque, viendo y escuchando al exrey, es lo que me pareció, un bobo.
Listo: Ya me extrañaba que
no dijeras nada después de la movida mediática de los últimos meses al
conocerse lo que ha contado la tal Corinna, examiga (fuerte) del exrey Juan
Carlos, que ha culminado con la carta de este a su hijo, Felipe VI, de hace
unos días, anunciando su salida de España.
Julio: Es que llevamos
unos días en que todo dios está hablando de eso. ¿Qué iba a decir yo que no se
hubiera dicho ya? Pero el reportaje que dieron ayer en la tele repasando la
vida de Juan Carlos de Borbón me ha animado. Es que en el reportaje, además de verse imágenes de su vida, intervenía Juan Carlos comentándolas; bueno,
diciendo «algo» sobre lo que se nos mostraba. Y sus «comentarios», dichos con «su» naturalidad, o sea, sin leerlos, evidenciaron
la impresión que muchos teníamos de este personaje: el emérito es
muy bobo, o sea, un perfecto sopazas.
L: ¿Sopazas? A ver,
explícate.
J: Pues un simplón y
muy elemental en sus opiniones, incapaz de decir algo de interés… En fin, un
bobito, en el que se evidencia sus limitaciones intelectuales. Me acordé de un
chiste que se contaba en los tiempos en que ejercía de príncipe heredero.
L: Venga, Julio,
cuéntalo.
J: Estaba el príncipe
con la boca abierta (como habitualmente se le veía) en un acto escuchando lo que se decía. Uno de sus ayudantes se le acercó.
—Señor, cierre la boca que le van a entrar
las moscas.
—¿Y qué hago con las que tengo dentro?
(Al decir esta pregunta, el narrador debe
distorsionar la voz, haciendo notar que tiene la boca ocupada)
L: Bueno… es graciosillo.
No sé, Julio. Aquí, en España, se le quería bastante. Incluso muchos que no se
consideraban monárquicos se proclamaban juancarlistas. O sea, tenía bastante prestigio. Aun sabiendo
que fue nombrado por Franco.
J: Ya que dices esto y
admitiendo que, como la inmensa mayoría, no puedo saber por qué lo eligió
Franco para sucederle, siempre he tenido la sensación de que, en parte, sería precisamente porque el dictador se daría cuenta de que Juan Carlos, aunque ambicioso, era bobalicón. Así saldría muy
airoso en las inevitables comparaciones que la ciudadanía haría una vez
fallecido Franco, pensaría este.
L: Pues parece que le
salió el tiro por la culata, porque, como te he dicho, aquí ha tenido mucho
prestigio, al menos hasta hace unos 8 o 10 años, cuando han empezado a salir sus «preocupantes e inquietantes» líos
de faldas y de dineros sucios.
J: ¿Prestigio? Lo que
es reconocido por todo el mundo es que se le ha «cuidado», tanto por los
políticos (de los dos grandes partidos) como, sobre todo, por el periodismo. Ahora
se está viendo a muchos periodistas reconociéndolo vergonzantemente. Y lo han
cuidado precisamente porque es bobo, y lo necesitaba (como si fuera un niño). Si se hubiera querido lo
habrían destrozado, porque ha tenido que cometer muchas torpezas. Algunas las
hemos conocido «muy por encima»; otras, las últimas, ya no se han podido
ocultar. Por otro lado, la monarquía ha sido útil: los gobernantes la han
manejado bien y a los ciudadanos no les ha dado guerra. Ha habido una especie
de entente cordiale general para
soportar al bobo. Hasta que, como es bobo, se excedió en sus torpezas.
L: Pero, en lo del
23-F, se le atribuye el fracaso de los golpistas. Y ese fue un gran servicio a
la nación.
J: Nunca sabremos lo que, entre bastidores, pasó ese día,
desde que Tejero entró por la tarde en el Congreso hasta que el Rey, sobre la 1:30 de la madrugada siguiente —más de 7 horas después—, apareció en la tele
para dar a entender que el golpe estaba desactivado. Creo que muchas cosas no han quedado claras; sobre todo, el papel del rey en aquella revuelta militar promovida por quien fue preceptor de Juan Carlos; o sea, por un general muy cercano al exrey. Incluso, hace no mucho escuché a Pilar Urbano decir que el discurso del Rey
fue grabado a las 21:30 y resultaba ambivalente, es decir, que se preparó para
que el apoyo regio pudiera servir tanto a los golpistas como a la legalidad vigente, según conviniera por el
desarrollo de los hechos que estaban produciéndose. Pero, lo que ha quedado es
que el Rey salvó la democracia. Y ese es el gran mérito que le
atribuyen sus afines en sus 39 años de reinado. A mí, considerando tan bobo al exrey, me cuesta
atribuirle ese mérito.
L: Pues igual es que
es más listo de lo que tú crees.
J: Listo sí que es; yo
he dicho que es bobo, no tonto, que es, a mi entender, el antónimo de listo. Si
no hubiera sido listo no habría llegado a donde quería llegar: a ser rey. Pero al
final, como es bobo, se ha quedado en listillo. (Ver DE
TONTOS Y LISTOS de este blog)
L: Bueno, bueno. Y de
los líos de faldas, ¿qué opinas?
J: Me parece
bochornoso y muy propio de un primario sopazas. Un tipo, cuyo único mérito es ser hijo de su padre; que llega, sin gran esfuerzo, a
ser la persona más importante —que se dice pronto— de un país como España; que
llegó a tener todo lo que para cualquier mortal sería lo máximo que se puede
tener en la vida, y, por tanto, imposible de alcanzar para cualquier persona,
pues ¡él no se conforma! ¡Le parece poco! ¡Quiere más!, o sea, follarse a las
tías buenas que conoce y que le ponen cachondo. ¡Y si hay que pagar, se paga!, ¡lo que haga falta! ¡Que para eso soy el rey!, se diría el bobo.
L: Es un hombre; hay
que entenderlo.
J: Lo que hay que
entender es lo que te acabo de decir. Y por no entenderlo, es decir, porque es
bobo, le ha pasado lo que le ha pasado y lo que le podría pasar, ¡por bobo!
L: Y ya que estamos en
esto, ¿qué te parece la Corinna?
J: Pues no lo
entiendo. Me parece una lista que al ver que su «amigo» el rey estaba «coladito» por ella se habría querido
aprovechar… y parece que, de momento, lo ha conseguido. Se dice que el entonces rey le
«regaló» ¡65 millones de euros! Pues no me lo creo; como te he dicho, es bobo pero no tonto. Aunque no
se dice, yo creo que Juan Carlos, en su torpeza, se los transfirió para que ella se
los «guardara» en alguna cuenta opaca, y luego la lista no ha
querido devolvérselos... y de ahí viene el follón.
L: Podría ser. Dicen
que el dinero que recibió Juan Carlos procedía de Arabia Saudí, por lo del Ave a La
Meca.
J: Sí, eso he oído,
pero tampoco lo entiendo. Las comisiones las suelen pagar las empresas que luego
cobran las obras que realizan; no los que las encargan y las pagan. Hubiera entendido
que la empresa española le hubiera pagado al Rey una comisión si este hubiera influido en la
adjudicación de la obra. Ya digo, no lo he entendido. Es que nos cuentan las
cosas como quieren, no como son, Listo; de estas cosas, créete de la media la
mitad.
L: Entonces, tampoco habrá
que creerse que la culpa de la reciente salida de España del emérito es de
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias.
J: Eso es lo menos
creíble de todo. En marzo de este año, Felipe VI retiró al emérito su
asignación económica y, además, renunció a la posible herencia de su padre.
Imagina qué marrón de su padre tenía que conocer el actual rey para hacer eso.
¿Qué delitos habrá podido cometer el bobo? No sé si algún día lo sabremos; pero
de lo que no cabe duda es de que si se ha ido sin decir el porqué ni a dónde es
porque temerá que alguna de sus torpezas (¿delictivas?) le pueda costar cara y, de momento,
ha considerado conveniente poner tierra y mar por medio. En esto, es obvio que Sánchez
e Iglesias no han tenido nada que ver; salvo lo que al primero le competa por
su cargo de Presidente del Gobierno.
L: Bueno, Julio. Has
puesto a caldo al emérito. Antes no atrevías, ¿no?
J: Pues no. Si he
dicho lo que te he dicho es porque se ha «abierto la veda» en la caza del
exrey; si no, no me hubiera atrevido. Aunque en mi post del 2013 MORRUDOS de este blog ya decía
algo de Juan Carlos I, entonces rey en activo. Pero, por si no lo sabes, te
diré que cuando, en privado, desde hace muchos años he hablado sobre él, siempre
le ha definido como «homicida, perjuro y traidor»:
- Homicida, porque provocó la muerte de su hermano pequeño, Alfonsito, de 15 años. Aunque dicen que ambos
estaban jugando con una pistola que se disparó, sí parece que está asumido
que era el bobo (18 años, entonces) quien la tenía en su mano cuando salió el tiro que dio en la cara a su hermano y lo mató.
- Perjuro, porque
incumplió el juramento, que hizo públicamente en Las Cortes, de acatar los
principios del movimiento franquista y sus leyes.
- Traidor, porque colaboró
con Franco para usurpar el lugar que en la dinastía borbónica le
correspondía a su padre, Juan de Borbón. Parece que al padre no le sentó
bien la traición del hijo, lo que se evidenció en las imágenes que vimos
en la tele de la fría ceremonia de renuncia a la corona (o a la sucesión) por parte de D. Juan, que
se celebró en 1977 cuando Juan Carlos era ya rey (desde 1975).
Pero los bobos a estas cosas no le dan
importancia; ellos solo van a lo suyo…